La sombra proporciona un colchón de aire entre dos elementos muy cercanos y que tienden a tocarse.  Permite comprender el espacio como un conjunto de piezas que se aproximan pero que no chocan, produciendo una sensación de flotabilidad de unos sobre otros.

En la arquitectura y el diseño los encuentros entre paramentos o materiales siempre han sido considerados puntos de conflicto. Las uniones entre elementos de diferente naturaleza suelen crear situaciones de dificultad a la hora de la ejecución.

Tradicionalmente las paredes, techos y suelos de los perímetros de las habitaciones han sido resueltos con elementos como molduras o rodapiés, piezas ajenas a la propia pared que sirven de transición.

Las molduras han permitido unir de una manera fácil la intersección entre paredes y techos, evitando la incómoda visión de una arista poco alineada.

Los rodapiés han rematado suelos y paredes protegiendo a éstas últimas del deterioro por posibles salpicaduras o utensilios de limpieza. Es habitual que una porción de suelo se pliegue y envuelva los primeros centímetros de pared, generando un leve escalón que en bastantes ocasiones han impedido un acercamiento total entre el mobiliario y el paramento.

Actualmente, los encuentros entre paredes y techos han pasado a resolverse con piezas de transición ocultas al ojo. De las molduras angulares que permitían el cambio entre plano horizontal y vertical a través de la adicción de un tercer elemento, y en muchas ocasiones con gran protagonismo, se pasa a la disolución de la arista mediante una línea de sombra.

Evitar el contacto directo entre la placa del falso techo y la pared es posible con la ayuda de perfiles metálicos ocultos, llamados perfiles sombra, que dan aire a la unión. Estos perfiles suelen estar formados por dos pletinas en L unidas de dimensiones muy pequeñas, unos 40mm de ancho y unos 25mm de alto, según fabricante. 

Por un lado, se fijan a la pared, y por el otro, la placa de cartón yeso del falso techo se fija al perfil. Las dimensiones finales del hueco entre pared y techo son mínimas, unos 15x13mm, lo suficiente para generar una leve sombra que proporciona la sensación de flotabilidad del techo.

También cabe la posibilidad de encontrar una oportunidad extra en este sistema. Existen perfiles prefabricados que permite la instalación de una tira de luz LED a lo largo del mismo. Esto proporciona una luz de ambiente a la estancia y resuelve el encuentro.

Una tercera opción para los encuentros techo-pared son los foseados. La separación aparente entre el elemento vertical y horizontal se acentúa, aprovechando ese espacio para la instalación de iluminación (no necesariamente con tiras de luz LED), estores o rejillas de ventilación.  

Del mismo modo, está bien saber que el encuentro puede resolverse tanto si es el falso techo el que topa con la pared o viceversa. En ocasiones es la pared la que se interrumpe antes que el falso techo. Todas las opciones que se han descrito anteriormente serían aplicables adaptando el detalle constructivo.

De manera similar los encuentros entre suelo y pared pueden diluirse con una línea de sombra o evitar el tradicional sobresalto de la propia pieza.

Una opción muy similar al perfil sombra usado en los encuentros techo-pared, es el uso de una pieza metálica compuesta por una pletina recta y una sección en U. El tramo recto permite la fijación al paramento vertical base, mientras que la sección U se sitúa abierta en contacto con el suelo. Sobre ella descansa la placa de cartón yeso de terminación de la pared. Este método permite prolongar la solería más allá de la cara externa del tabique, provocando una línea de sombra que hace flotar la pared con respecto al suelo.

De igual manera podría aprovecharse esta línea rehundida en el paramento para incluir iluminación. Los pequeños espesores de las tiras de LED permiten su inclusión dentro de este tipo de perfiles. De nuevo, la separación de elementos se puede llevar a cabo con luz o con sombra.

Cierto es que este sistema, al separarse milímetros del suelo y comenzar de manera inmediata el revestimiento vertical no protege del todo el acabado de la pared de posibles rozaduras, salpicaduras o humedades provocadas por la limpieza del suelo.

El sistema de un rodapié pétreo, cerámico o de madera enrasado con la cara exterior ayuda a proteger los centímetros inferiores más vulnerables de las paredes evitando el tradicional resalte. Para ello la última placa de cartón yeso se interrumpe antes de tocar el suelo la distancia suficiente para colocar la pieza de rodapié.

Otra posibilidad en el caso de necesitar pieza de rodapié es otorgarle la función de conducir pequeñas instalaciones. El rodapié en su historia ha sido una pieza sólida lineal pero ahora existen perfiles huecos con diversos acabados que permiten derivar pequeños cables para instalaciones eléctricas o de telefonía.  

La arquitectura contemporánea en su búsqueda por el uso del menor número de elementos posibles y en la capacidad de realizar terminaciones cada vez más perfectas, desarrolla un lenguaje basado en la sencillez y la limpieza visual. La sutil línea de no tocarse mediante la luz o la sombra otorga al espacio una calidad mayor a través del refinamiento de los detalles, remarcando el concepto de flotabilidad.

Egion
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